SOBRE LAS EMOCIONES

Todos hemos oído hablar de las emociones, pero no todos y no siempre, sabemos manejarlas.

En ocasiones clasificamos a las emociones en buenas y malas, pero no existen emociones buenas o emociones malas, solo existe la manera en la que vivimos esas emociones. La cuestión es: ¿soy yo quien maneja mis emociones o son ellas las que me manejan a mí?

Como todo en la vida, no se trata de lo que sucede, sino de cómo vivimos lo que sucede, ante la misma situación cada persona actúa y siente de distintas maneras, esto no solo sucede porque cada persona tiene unos esquemas diferentes y por tanto una manera de entender las cosas diferente, sucede también porque hay personas que han aprendido a manejar sus emociones y otras que no han sabido hacerlo.

Para entender esto de manera sencilla vamos a imaginar un coche de caballos en el que los caballos son las emociones, si sabemos dirigir bien los caballos, éstos nos llevarán donde nosotros queramos, pero si no lo hacemos bien, los caballos irán por su cuenta, puede que queramos ir a Paris por ejemplo, y ellos terminen llevándonos a Tokio, siendo ellos los que dirijan el coche.

De la misma manera funcionan nuestras emociones.

Quién no se ha encontrado alguna vez en una situación en la que queriendo manejar sus emociones, han sido ellas las que le han manejado. Un clásico ejemplo lo tenemos en las relaciones de pareja, hay un conflicto por ejemplo, y las dos partes quedan para solucionarlo, cada uno va pensando por el camino “le voy a decir esto y esto..” “voy a estar tranquilo o tranquila… y lo vamos a solucionar” pero llega el momento de la conversación y sin saber muy bien cómo, la cosa se descontrola, uno pierde los nervios, el otro también, y no se soluciona nada.

Tenemos a los caballos descontrolados una vez más, queríamos ir a Paris y hemos terminado en Tokio.

Por todo esto es conveniente aprender a manejar las emociones, para no vernos en situaciones en las que sean ellas las que nos manejen a nosotros. O porque simplemente estamos atascados emocionalmente y no somos capaces de liberar la emoción, una emoción que si se queda dentro nos puede dañar profundamente traduciéndose en síntomas o en tensiones musculares.

Tener buenas herramientas para una correcta gestión emocional es importantísimo, así como utilizar bien estas herramientas.

Ainhoa Garmendia.

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